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Sábado. Reunión por el 25 aniversario de graduación escolar. ¿Alguna vez te has visto en una de esas? Es raro. Mientras una parte de mi cerebro se enredaba en pequeñeces; quién va a estar, qué me pongo, qué aspecto tendríamos todos, y cosas así, fotos de aquellos años iban cayendo sin parar en un chat de WhatsApp atestado. La otra parte de mi cerebro pensaba en mí yo adolescente y en el poco amor que le di.
Cuando estaba en último curso, un profesor de unos 50 años se quejó porque yo iba con ropa demasiado ajustada para el colegio (probablemente era verdad, eran los años 90 y yo tenía unos 16). Aunque después de aquel momento seguí vistiéndome igual, dejé en el perchero de clase un jersey enorme de un beige muy feo que me llegaba hasta las rodillas, y que luego procedía a ponerme muy ceremoniosamente cada vez que el hombre entraba en clase. Estoy segura de que fui su pesadilla, pero me pregunto en qué pensaba aquel profesor. ¿Intentaba protegerme? ¿O simplemente se sentía incómodo con mi físico? ES posible que fuese una combinación de ambas cosas.desde los 10 años fui a un colegio católico de chicos que hasta unos pocos años se había abierto a las chicas. Tuve un profesor, otro, que cuando le parecía que íbamos guapas nos hacía pasar al frente de la clase y girar como muñecas para que los chicos pudieran vernos bien, ¡Sólo teníamos 12 años! Así que, aunque para entonces fuera 1997 o 98, en muchos aspectos las cosas allí seguían estando en los setenta.
En quella ocasión, por primera vez en mi vida, usé la ropa para rebelarme, y el hecho de ponerme el jersey enorme en la cara del profesor me hacía sentir poderosa y muy ingeniosa. Adoro a mi yo adolescente por haber sido capaz de encontrar la libertad tanto de mostrar mi cuerpo como de elegir cubrirlo, y por dejar claro que la elección me pertenecía solo a mí.
¿Tengo hoy algo que pueda ayudarla? Quizá me gustaría decirle esto: «Mi niña, no te odies por no saber, por equivocarte, por dejar que otros te digan quién eres. Nada de eso va a ser importante a la larga y ahora necesitas cometer errores para aprender. Ten una cosa en cuenta porque es importante: la mayor parte de lo que te va a pasar con los chicos no es culpa tuya. Tu cuerpo ha cambiado mucho y de momento te falta saber algunas cosas sobre el mundo que son cruciales pero por el camino encontrarás la manera de sentirte guapa y poderosa independientemente de la mirada masculina».
Así que eso fue todo. ¿Y la fiesta? Pues estuvo bien, me alegré de verlos, eché de menos a algunos de los que no vinieron y me sentí aliviada de que en general, el tiempo no nos hubiera destrozado tanto. Acabé llegando a casa a las 4 de la mañana, algo borracha y feliz de que los años de escuela se acabaron.
Domingo. Vi la película El Apartamento por sexta o séptima vez en mi vida, nunca me canso de ella. Una de las cosas que se me acaba de ocurrir es lo avanzada que fue para su época. El personaje de Jack Lemmon es muy novedoso porque, aunque tiene que aguantar que todos sus jefes masculinos utilicen su apartamento para llevar a sus ligues, no es un testigo complaciente. El personaje es encantador, respetuoso, cocina, se hace pasar por terror de las nenas sólo para ayudar a la chica que ama y en ningún momento deja de ser fiel a sí mismo. Siempre he visto esta película por el puro placer de hacerlo, pero hoy he conectado con el personaje desde un lugar más profundo y me doy cuenta de lo genial que es. Imprescindible.
Más tarde, mientras preparaba una nueva clase sobre arte, sociedad y moda, me vino a la mente el precioso trabajo de Loie Fuller. Esta mujer fue una pionera que entendió lo que era el arte multimedia un siglo antes que los demás. Experimentó con la luz y el color, utilizando productos químicos para reflejar la luz que proyectada sobre grandes piezas de seda blanca que vestía para sus actuaciones. Más que una bailarina, era una mariposa transformándose en una flor, transformándose en una artista única y singular. La primera vez que la vi en una de las primeras películas en movimiento, me quedé hipnotizada. Si te interesa, hay una película que examina su vida y su carrera, no es un peliculón, pero para un día tonto vale.
Lunes. Si hay algo que me fascina más que la moda son la comida y el té, mi armario de especias es tema de conversación entre mis amigos y si me quieres ver feliz, suéltame en un supermercado especializado. Mi pobre novio tiene que esperar mientras tardo eternidades en inspeccionar todos los productos y decidir qué me llevo a casa. Del té, ya hablaré otro día, porque ese es otro tema. Pues eso, comida: me encanta hacer platos decadentes con muchos contrastes de sabores y colores, ¿y qué hay más decadente que la burrata? Esa masa blanda y lechosa que se espanzurra por el plato… Encontré el origen de esta receta en Instagram, donde me paso demasiado tiempo viendo porno gastronómico, todos tenemos lo nuestro… El caso, como con todo lo que hago, estaba claro que no iba a seguir la receta en su forma original (y además, tampoco había una). Así que me inventé otra versión con una base de ensalada de rúcula, una burrata abierta sazonada con sal y pimienta, cubierta de puerros al vapor cortados en tres, más sal, más pimienta, un poco de ajo en polvo (no soporto el crudo), luego unas rodajas de limón caramelizadas en aceite de oliva con tomates secos laminados, mucho pesto y una pizca de pimienta de Aleppo para terminar. ¿Suena rico? Lo estaba.
Martes y miércoles. Buscando refes y más refes. Aquí, algunas de las cosas favoritas que me he encontrado:
Jueves. ¿Te suena una app que se llama Temu? A mí no, hasta que hace un par de semanas un amigo me dijo: «Me he enganchado a la aplicación que va a cubrir la Tierra con plástico» Entra Temu para los no iniciados, es decir, yo. El caso que mi chico había mencionado unos días antes que había encontrado una aplicación que tenía todo lo puedas imaginar a precios de risa y que había comprado algunas cosas. Cuando mi amigo mencionó esta app, sospeché que ambos se referían a lo mismo. Me horroriza el concepto de vender cosas a precios ridículos y de paso gamificar la experiencia. A los pocos días llegó el envío, solo hay una palabra para definirlo, basura. Sí, basura es la palabra exacta porque estos productos, como era de esperar, son de la peor calidad. No quiero ni imaginar las condiciones de trabajo que hacen falta para poner este producto (por no usar una palabra más grosera) sobre la faz de la Tierra. Como si con Shein no fuese suficiente. Si te interesa, en El Guardian lo explican mucho mejor.
Viernes. Hoy ha sido un día incómodo, a veces me resulta difícil pararme, quedarme quieta y poner toda la atención en el trabajo. Lo que pasa con el capitalismo es que nos hace creer que tenemos que ser productivos en todo momento, ganarnos un lugar en sociedad, ser útiles. Útliles para quién es quizá una pregunta para otro momento. He encontrado estas fotos de Yurko Dyachyshy sobre Slavik, un sin techo que solía encontrarse en las calles de Lviv, en Ucrania. Me encantan los looks de Slavik y, sobre todo, su energía. Parece alguien divertido, cabezota y totalmente libre, no tiene pinta de pensar que su existencia tenga que justificarse de ninguna manera, que tenga que complacer ningún estándar que no sean los suyos propios. Que le gusta la ropa está claro. Me pregunto qué clase de vida habrá tenido. Quizá él también era un inadaptado de la moda y un día decidió dejarlo todo y vagar libre.
Eso es todo por mi parte esta semana, ¿qué tal la tuya? ¿Pasó algo interesante? Por favor, como siempre, si te ha gustado este post, vuelve al mail y dale a me gusta, comenta y comparte, es un pequeño gesto para ti pero enorme para mí. Estoy deseando escuchar tus opiniones. ¡Feliz fin de semana, inadaptados!
Con cariño
Patty
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